Buenas noches, y buena suerte
He ido a ver esta noche Buenas noches, y buena suerte, película dirigida por el conocido actor George Clooney. Me ha parecido una película poco comercial, a medio camino del cine independiente. Rodada en blanco y negro, y con un aire muy evocador de la década de 1950, lo que más destacaría de la película es la fotografía, su banda sonora (buenas piezas de jazz) y también su pausado ritmo. En este sentido, he de confesar que hace mucho tiempo que no me quedaba dormido en el cine... La próxima vez que me proponga ver una película como ésta, procuraré que no sea después de una semana de trabajo, sin haber dormido mucho y en sesión de noche. Me he quedado frito durante algunos minutos (aunque al menos no he hecho como otro espectador, cuyos ronquidos se oían a varias filas de distancia).
Me ha interesado lo relativo a la redacción. Es una película recomendable para quienes trabajamos de vez en cuando en cuestiones relacionadas con la información. Por lo demás, pretende ser una reflexión sobre el recorte que puede llegar a sufrir la libertad de expresión en aras de cuestiones como la seguridad nacional. Me ha parecido curioso, en este sentido, ver en la figura del senador McCarthy a más de un inquisidor progre de hoy en día (Juan Luís Cebrián, Enric Sopena, Antonio Franco...). En lo relativo al dogmatismo y la asfixia de la libertad de expresión, 50 años después, al menos en España, han tomado el relevo de McCarthy los representanes del pensamiento único, de lo "políticamente correcto", que parecen querer imponernos a los demás lo que tenemos derecho a pensar y lo que no. Sino, que se lo digan a Rocco Buttiglione, linchado mediática y políticamente por desviarse del discurso dominante de la progresía.
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