Nueve años

Yo tenía 21 años y estaba con mi familia de excursión en la montaña, en Prado, cerca del Monte Aloya. Siempre llevábamos un pequeño transistor, y en esa ocasión no podíamos olvidárnoslo. Horas antes, ETA había secuestrado a Miguel Ángel Blanco con la amenaza de matarle si el Gobierno no acercaba a los presos etarras al País Vasco. El Gobierno no cedió al chantaje, y los asesinos cumplieron sus amenazas.

Me encontraba sentado sobre un muro de piedra cuando escuchamos la noticia. La primera reacción fue de una profunda desolación. Después vino la rabia. Grité todas las barrabasadas que se me ocurrieron en referencia a los cabrones que habían hecho esa salvajada. Al llegar a casa nos enteramos de que alguna Herriko Taberna había sido incendiada, y de que ese día los perseguidos y acosados eran los secuaces de ETA. La gente, por fin, había despertado y había empezado a plantar cara a los criminales después de lustros de silencio, de oprobio, de funerales por la puerta de atrás y de agachar la mirada.

Parece mentira cómo ha pasado el tiempo y cómo han degenerado las cosas. Nueve años después tenemos en el poder a un Gobierno que sí cede al chantaje, que se comporta como si tuviese las manos atadas por ETA y que ha traicionado la memoria de las víctimas, llegando a pactos con sus verdugos. Jamás imaginé que un Gobierno español pudiese caer tan bajo. Pero no bastan las lamentaciones. Hoy, como ese 12 de julio de 1997, toca salir a la calle a protestar. La AVT, el Foro Ermua, la Fundación en Defensa de la Nación Española y Rosas Blancas por la Dignidad han convocado concentraciones en 22 ciudades españolas. Además, ciudadanos españoles van a hacer otra concentración ante la Embajada de España en Londres. Aquí en Vigo, de la organización de la convocatoria se encargan HazteOir.org y Vigueses por la Libertad. Una vez más saldremos a la calle los que no admitimos que se ceda al chantaje, los que queremos la derrota de ETA, y no la rendición de España ante los asesinos.