Eurovisión se pliega al heavy

He de confesar que hace años que no veía el festival de Eurovisión, me parecía un rollo. Este año me animé a verlo ante la novedad que suponía la inclusión de un grupo finlandés llamado Lordi, con una estética monstruosa y un potente sonido de música heavy. Su canción, Hard rock hallelujah, se ha hecho popular gracias al vídeo difundido en internet mediante Youtube. La canción es cañera, tiene gancho y -aunque no es de lo mejor que he oído en música heavy- me gustaba mucho más que cualquier otra cosa de las que se ha podido escuchar en Eurovisión estos últimos años, incluída esta edición. En fin, que ya iba siendo hora de que ganase algo diferente. Y lo ha hecho, desde luego, y por una diferencia de votos nada habitual.

Mientras los Lordi pasan a la historia de su país como el primer grupo finlandés que gana este festival (quién les iba a decir a ellos que iban a convertirse en parte de la historia de Finlancia, jeje), las aspirantes españolas, las Ketchup, han quedado en un pésimo cuarto puesto (empezando por la cola), con una puesta en escena nada original y un desafine que tiraba para atrás. Algo penoso. Igual de penoso ha sido ver en La Primera de TVE el debate posterior al festival. Salvo Masiel, que reconocía el mérito de los finlandeses, los demás se han repartido entre penosas pataletas patrioteras (está visto que los hay que sólo se acuerdan de la Patria para hacer chovinismo) y quejidos varios. Ha sido especialmente sarcástico que una de las invitadas, que intentaba poner a caldo a los Lordi acusándoles de satanistas (sic), dijese a continuación que ella había leído ya dos veces "El Código da Vinci". En fin, patético. Me alegro de que los Lordi hayan ganado sólo por ver el fastidio de ese hatajo de hipócritas y de repipis.