Una nota histórica sobre "V de Vendetta"
Guido era un católico inglés que había estado enrolado en los tercios españoles, como otros muchos católicos ingleses en aquella época. Guido había tenido experiencia como experto en explosivos en el ejército de Flandes, razón por la cual se interesó en él un grupo de conspiradores católicos que pretendían actuar contra el entonces rey de la Gran Bretaña, Jacobo I, haciendo volar por los aires el Parlamento.
Para que nos hagamos una idea de la situación de los católicos ingleses en aquella época, basta decir que con la antecesora en el trono de Jacobo I, la nefasta Isabel I, las misas católicas estaban prohibidas por ley, y los fieles católicos eran obligados a participar en los oficios religiosos anglicanos. Los que desobedecían esta orden eran multados.
Cuando Jacobo I subió al trono, muchos católicos vieron personificadas en él sus esperanzas de libertad. Jacobo I era hijo de María Estuardo, la reina católica de Escocia que había sido ejecutada por Isabel I. En respuesta a esas esperanzas (de hecho, a muchos católicos ingleses se les conocía en tiempos de Isabel I como "jacobitas"), Jacobo suprimió las multas a los católicos que no fuesen a los oficios anglicanos. La libertad religiosa contribuyó a que aumentase el número de católicos en Inglaterra. Los católicos, además, ganaron en influencia, lo cual molestó al rey, que aprovechó el descubrimiento de dos pequeños complots católicos para cambiar de política y empezar una persecución anticatólica. Volvió a establecer las multas, desterró a los sacerdotes católicos y expulsó a los jesuítas del país. Mucha gente se vio obligada a simular que era anglicana, y se produjo un gran descontento social.
En esta situación, el grupo de trece conspiradores en el que participaba Guido Fawkes, conocidos como The Gunpowder Society (la Sociedad de la Pólvora), se prepararon para hacer volar el Parlamento con el monarca dentro, con la esperanza de poner a un rey católico en el trono, que devolviera la libertad religiosa a los ingleses. La conocida hoy en día como "Conspiración de la Pólvora" (en Inglaterra, Gunpowder Plot) fijó el día de la voladura del Parlamento para el 5 de noviembre de 1605. El plan era hacer estallar 20 barriles de pólvora situados en un sótano que se hallaba justo debajo de la Cámara de los Lores. La explosión mataría al Rey y a los Lores y sería sucedida por un levantamiento armado en Inglaterra. Sin embargo, los espías ingleses seguían a Guido desde hace tiempo y estaban al tanto de sus actividades, por lo que fue detenido en ese mismo sótano en la noche del 26 de octubre.
En el proceso judicial iniciado el 27 de enero de 1606, el ministro de justicia responsabilizó a los jesuítas de la conspiración. Guido fue sometido a fuertes torturas pero no delató a sus compañeros. Todos los conspiradores habían sido capturados ya, sin embargo, y fueron condenados por alta traición a la brutal pena prevista para este tipo de reos: primero fueron ahorcados hasta estar moribundos. Antes de morir, sus genitales les fueron cortados y quemados en su presencia. Estando todavía vivos, se les destripó, arrancándoles los corazones y los intestinos. Finalmente fueron decapitados y descuartizados, para ser públicamente exhibidos sus restos, que serían devorados por los pájaros a medida que se pudrían. A un horror similar a éste también fue sometido el famoso caudillo escocés William Wallace, la figura central de otra magnífica película: Braveheart.
Como datos adicionales, dos apuntes: a los católicos sólo se les permitió votar en Gran Bretaña pasado más de un siglo después de esta conspiración, concretamente en una fecha tan tardía como 1829. Por otra parte, en Inglaterra todavía se conmemora popularmente el 5 de noviembre quemando muñecos que representan la figura de Guido Fawkes y haciendo hogueras para celebrar el fracaso de su complot. Por lo que parece, la fiesta -que es algo así como el día de los fuegos artificiales- es tan popular allí como lo son aquí las hogueras de San Juan, con la salvedad de que en España no se celebran aniversarios de ejecuciones tan brutales. Los ingleses aún tienen mucho que civilizarse.
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