La rosa blanca: símbolo de valor en tiempos de cobardía

La Rosa Blanca fue el nombre que adoptó un grupo de estudiantes alemanes que se enfrentaron con valor al nazismo mientras sus compatriotas agachaban la cabeza ante los asesinos a las órdenes de Hitler. Esos chicos pagaron con sus vidas ese acto de valor.

Recientemente, hemos asistido a la burda manipulación de este símbolo de lucha por la libertad. Las autoras de la manipulación han sido un grupo de actrices de izquierdas, a las órdenes del PSOE, que han pretendido utilizar la rosa blanca como herramienta para pedir, en resumidas cuentas, que asumamos la rendición del Gobierno ante ETA.

Este viernes, un compañero de HazteOir.org acudió al Congreso de los Diputados, aprovechando la jornada de puertas abiertas, y depositó en el escaño de Zapatero una foto de Miguel Ángel Blanco -concejal del PP en Ermua, asesinado por ETA- y dos rosas blancas que roció de mercromina simulando sangre. La noticia ha salido en casi todos los medios de comunicación.

Quiero desde aquí volver a felicitar a este compañero por su valentía (ya he hablado con él por teléfono para felicitarle). Son ejemplos de valentía individual como éste los que nos recuerdan a todos los ciudadanos de a pie el compromiso que tenemos con la libertad, un compromiso que podemos plasmar en pequeños actos de rebeldía frente a la traición, frente a la cesión ante los asesinos y frente al desmantelamiento del Estado de Derecho por parte de Zapatero. La acción de este viernes la ha llevado a cabo un padre de familia de más de 40 años y que tiene con él a una mujer y cuatro hijos. No se trata de ningún superhéroe ni de ninguna persona que no tenga nada que perder en la vida. Se trata de un ciudadano como tú y como yo. Pensemos en ello.